Cannes 2018: «Petra» del español Jaime Rosales en la Quincena

Por Julio Feo Zarandieta.

En  la selección de la Quincena hemos visto “Petra” sexto largometraje en la carrera del director catalán Jaime Rosales, un obra  brillante y compleja, con la que, como lo declaró él mismo en el coloquio al acabar la proyección, “busca  acercarse más a un amplio público, pero sin renunciar  a sus concepciones sobre el rigor necesario del lenguaje cinematográfico”.

Conocí a Rosales cuando en 2003 presentó  en la Quincena de realizadoresen Cannes su opera prima “Las horas del día”, merecido premio de la crítica internacional. Volvió después en 2007 con “La soledad” que tuvo mejor acogida en la critica que en el público.  En 2008 fue en San Sebastián donde presentó su película sobre ETA “Un tiro en la cabeza” obra que provoco inevitable polémica.

En 2012 dirigió su obra mas hermética “Sueño y silencio” una vez más presente en la Quincena de Cannes, y dos años después Un certain Regard programó en Cannes 2014 “Hermosa juventud”, quizás su obra más ligera,  con la que Rosales ferviente admirador de Robert Bresson y Yasuhiro Ozu, intentaba llegar a un más amplio público.

“Petra” original tragedia sobre la memoria  familiar y colectiva

Adicto participante a la Quincena, vuelve  ahora con “Petra”, una obra brillante que hubiese tenido un lugar merecido también en la competición oficial, pero bueno, dejemos a los seleccionadores con sus  secretos y a veces absurdas razones.

Construida a la manera de una tragedia griega, en varios capítulos, cuenta con un estupendo reparto de actores que va de Alex Brandemuhll (quien era el protagonista de “Las horas del día”), Bárbara Lennie(estrella en boga del  cine español, que encontramos también en el reparto de la película  de Asghar Farhadi en competición), la veterana y siempre magnifica Marisa Paredes o Joan Botey en el papel de Jaume, un conocido artista y odioso patriarca en esta ficción que nos habla de secretos familiares y de cómo una joven que nunca conoció a su padre  indaga sobre su identidad.

A través de sus personajes y de sus diálogos, Rosales nos habla del poder del dinero, del arte, de la verdad y de la mentira en la creación artística, de la relación del artista y de su obra para consigo mismo y con el público, de la familia y de la relación con los padres y las madres, del miedo a la muerte, de la fragilidad del amor, del cinismo de un patriarca todopoderoso capaz de confesar sin remordimientos su abyecto comportamiento, de abusos sexuales, de frustraciones y silencios familiares, de mentiras y silencios, de esas cosas que nunca se dicen, y que algunos se llevan del otro lado del espejo de la vida.

Jaime Rosales Fresdeval Films

Temas todos de alcance universal en torno a esa búsqueda del origen de la paternidad y de la propia identidad. Una obra pues muy universal pero también muy española en su ambientación y localizaciones en la sierra de Madrid y en la selva de Gerona, en el contraste de sus paisajes naturales, en sus diálogos en  castellano o en catalán, donde todo suena justo y en su sitio, con la sombra de Robert Bresson que mece la inspiración de Jaime Rosales.

Le agradecí a Rosales al acabar la proyección esa breve pero valiente alusión en su relato a las fosas de las víctimas del franquismo, que algunos querrían hoy olvidar en el actual gobierno español con ADN franquista. El personaje de Lucas, interpretado por Alex Brandemuhl, es fotógrafo y en la ficción trabaja entre otros ese tema de la memoria histórica del pueblo español. “Sabes, me dijo Rosales, que Bresson siempre decía que los verdaderos temas no deben aparecer nunca de forma  evidente, de hecho  ese tema sobre la memoria colectiva es uno de los puntos de partida en la escritura del guion”.

Aunque pueda parecer anecdótica, por su brevedad, en esa alusión a las fosas de los crímenes de Franco, en mi lectura de esta tragedia, aparece evidente ese paralelismo entre la tragedia de la memoria colectiva y de la memoria y la identidad individual o familiar que se refleja en el personaje de Petra.

Petra es una joven pintora, que llega un día a la  mansión de Jaume, un célebre artista catalán, para seguir unos cursillos en su  gigantesco taller. Así empieza el capitulo segundo de esta tragedia, pues en su construcción narrativa, Rosales desestructura el relato lineal, para mejor sorprender al espectador, de Petra y Jaime, al suicidio de Teresa capitulo tres, pasamos al comienzo de la historia donde la muerte de la madre de Petra desvela algunos elementos  esenciales de la trama. Burla burlando, los actos o capítulos se suceden en un crescendo dramático que culmina en el desenlace del sexto y séptimo acto,  que no revelaremos aquí.

Inteligente construcción dramatúrgica, servida por excelentes actores a los que Rosales deja un amplio margen de improvisación, un poco a la manera de Rhomer en su manera de dirigir a los actores. “Siempre hacemos una larga preparación, un largo trabajo de escritura y muchos ensayos  antes de filmar, pero una vez que los actores saben cuál es la dramaturgia que yo deseo –explicó Rosales- entonces les dejo  libres de improvisar y modificar los diálogos para que el resultado  sea más espontaneo y auténtico”.

La música de la película es del compositor danés Kristian Eidnes Andersen (compositor de la música  en películas como Melancolía o Ninfomaníaca de Lars Von Trier), que acompaña con brío esta tragedia con varios niveles de lectura. Como lo decía Rosales en el coloquio “el propósito es que como en todas las tragedias griegas, cada espectador haga su propia lectura e interpretación de lo sucedido, a partir de las sorpresas que van acaeciendo en cada acto…”

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