A Eleazar no le mató el sol

La tierra murciana y cartagenera está caliente, no es solo del sol, es también de indignación y rabia, lo hemos podido comprobar en las asambleas y movilizaciones de las ultimas semanas. Sabemos que no es fácil hacerle frente a esta situación, pero la avaricia de la patronal no tiene límites.

por José Coy

 

No fue el sol solo, fueron sobre todo las condiciones laborales de precariedad y flexibilidad laboral extrema, las causas de la muerte del jornalero nicaragüense Eleazar Blandón, junto con una nula mínima prevención de riesgos laborales y salubridad. Ese es el fondo de esta tragedia que visibiliza de nuevo que en el campo no se respetan los derechos humanos, sociales y laborales mas elementales. El trabajo a destajo cobrando entre 20 a 30 euros jornada, maltratos, incumplimientos de convenio, represión sindical, así como el fraude a la seguridad social son la norma mayoritaria. No todas las empresas son así, sobre todo aquellas donde hay organización sindical y comités de empresa reales. Estas empresas deberían ser las primeras interesadas en acabar con la economía sumergida y el fraude laboral, sobre todo por aquello de la competencia desleal, pero no es así. Por el contrario, parece que se sienten cómodas con esta jungla laboral cruel y salvaje. Todo el mundo sabe lo que pasa en el campo y también en los almacenes de manipulado, pero la dificultad de hacerle frente al “entramado laboral” implantado en parte del sector agroalimentario, basado en “la subcontratación de la subcontratación” a límites extremos, hace muy difícil la vertebración de la respuesta colectiva  a esta situación. 

En general, no hay relaciones directas entre empresas y la parte laboral. El contrato fijo discontinuo se hace difícil de acceder. Dicho contrato ayuda a la regulación, estabilidad laboral y protección social en los meses que no hay trabajo, en un sector muy estacional que se trabaja al ritmo de las cosechas. Las empresas donde está más implantada la fijeza discontinua quieren endurecer su acceso, la contratación a través de las ETT les garantiza mano de obra barata y dócil, con miedo a no ser llamada de nuevo a trabajar si se pide que se cumpla el convenio, el SMI u otro derecho elemental, como beber agua y orinar cuando se necesita, sin que el capataz de turno te grite.

Además de las ETT, también operan las empresas multiservicios y falsos autónomos que contratan a cuadrillas en connivencia con las empresas que prefieren la ley de la selva en las relaciones laborales a un sector regulado donde se respeten los derechos sociales.

Por ello las empresas tienen las ETT entre sus preferencias a la hora de contratar. Pero no solo eso, también operan las empresas multiservicios y falsos autónomos que contratan a cuadrillas en connivencia con las empresas que prefieren la ley de la selva en las relaciones laborales a un sector regulado donde se respeten los derechos sociales. Esto no es nuevo, el llamado milagro económico de la agroindustria murciana  siempre se ha basado en la  precariedad extrema, no solo en el campo, también en la conserva y el manipulado, donde la mayoría de plantillas esta compuesta por mujeres.

Es bueno recordar las huelgas de las mujeres de la conserva por el cumplimiento de convenio y  por el fraude a la seguridad social, que llevo  a que miles de trabajadoras después de una vida trabajando en las fabricas , no podían cobrar la pensión por falta de cotización, “día trabajao, día cotizao” era la reivindicación  principal. Hoy en estos sectores agroalimentarios están reguladas las relaciones laborales con derechos, sindicatos  y comités de empresa, y ello no impide que las empresas sean muy rentables y con gran cuota de mercado nacional e internacional. En el campo aún no ha llegado esta realidad que es común y normal  en la mayoría de sectores  productivos. La rentabilidad de un sector no se puede basar en la búsqueda permanente de mano de obra cada vez mas barata. ¿Sabrán los clientes europeos de PROEXPORT cómo se trata a los jornaleros y jornaleras que recolectan los productos que venden en los stand de sus supermercados? A lo mejor alguien se lo tendría que contar.

El llamado milagro económico de la agroindustria murciana  siempre se ha basado en la  precariedad extrema, no solo en el campo, también en la conserva y el manipulado, donde la mayoría de plantillas está compuesta por mujeres

DEL AMO AL JEFE

Nunca fue fácil conseguir derechos en el campo, pero en los años 80 se articulo  un potente y fresco movimiento sindical  jornalero, que conseguía buenos convenios y ademas se hacían cumplir. Eran tiempos de un convenio único del campo, del nacimiento de los primeros comités de empresa reales, en las hemerotecas hay buena cuenta de esa conflictividad social en forma de huelgas, marchas por las carreteras, encierros, palizas a sindicalistas, piquetes y contrapiquetes organizados por empresas, detenciones, cargas de la Guardia Civil como la del barrio La Aguilica en Águilas, participación de guardas jurados con perros contratados por las empresas, encarcelamientos como los tres jornaleros de Albudeite. Eran tiempos donde en las primeras asambleas jornaleras se llamaba al jefe, “amo”. “El amo paga lo que cree conveniente” era la frase y sentimiento generalizado en el sector, pasó tiempo para que se cambiara el concepto “amo” por el de “jefe”.

Más tarde llegó el principio del fin de la regulación del sector, con la ruptura del convenio único del campo que separaba al sector en varios convenios

Más tarde llegó el principio del fin de la regulación del sector, con la ruptura del convenio único del campo que separaba al sector en varios convenios. Por lo que se acabó la unidad de acción, ya que se perdió potencia colectiva dividiendo al sector a nivel laboral y sindical, si se cogen cítricos es un convenio, la fruta fresca otro, brócoli, y así sucesivamente. En ello colaboró en su momento la federación de la tierra de UGT. Sin embargo, CC OO del campo no entró en ese juego que fue letal para todos los derechos y la regulación laboral que se había conseguido. Después llegaron las ETT , que nunca deberían de haber entrado en sectores con trabajo tan duro y penoso. Por esa época empezó el desplazamiento del campo, hacia la construcción donde los salarios eran más altos.
Ya en los años 90, vino la llegada masiva de las personas inmigrantes sin papeles y sin derechos, efecto llamada que organizaron las mismas empresas del sector en su búsqueda de mano de obra muy barata y dócil, como siempre han hecho. Hasta que llegó el 3 de enero de 2001 con el accidente de Lorca, donde murieron once ecuatorianos. Las  portadas de los medios de comunicación regionales, nacionales e internacionales lo dejaban claro y pusieron las palabras semiesclavitud y sobreexplotacion en sus portadas, lo cual reflejaba exactamente lo que pasaba en el campo. El sector se paralizó por las inspecciones de trabajo y el escándalo que suponía la visibilidad de esa  realidad.

Tras el entierro al que acudieron autoridades nacionales de todo tipo, empezaron las primeras asambleas  y llegó la primera marcha andando de 70 km, de Lorca a Murcia. Toda la noche a pie y buena parte  del día siguiente. El impacto en la población autóctona fue muy fuerte y la marcha fue acompañada a su paso por pitadas solidarias de conductores, entrega de víveres y agua de las vecinas en los pueblos por donde dejaron entrar la marcha. La llegada de las personas sin papeles a Murcia ciudad, a las puertas de la delegación de Gobierno que regentaba Peñarrubia, fue acompañada por miles de personas autoconvocadas en solo unas horas. Días más tarde empezaron los encierros en ocho iglesias de la región Lorca, Sotana, Molina de Segura, Murcia, Alcázares, Cartagena, Puente Tocinos y Jumilla. Que se extendieron a Barcelona (Iglesia del Pi), Andalucia, Valencia, Madrid y otros lugares.

Empezó el desplazamiento del campo hacia la construcción, donde los salarios eran más altos, y vino la llegada masiva de las personas inmigrantes sin papeles y sin derechos, efecto llamada que organizaron las empresas del sector en su búsqueda de mano de obra muy barata y dócil

REGULARIZACIÓN MASIVA

Más de 90 días duro el conflicto, entre medias, huelgas de hambre, marchas  y mucha solidaridad de la población autóctona que actuaron de soporte logístico y recursos. Llegaron papeles, en concreto 30.000 sin papeles fueron regularizados en la región de Murcia y 300.000 en el país. Además se abrió una nueva normativa por la que cientos de miles de personas sin papeles se regularizaron. El dato curioso que se ha olvidado, es que todo eso se consiguió siendo presidente de gobierno José Maria Aznar y Mariano Rajoy, ministro del Interior. Sí, no es fake.

Tras ello llegaron los derechos laborales y de ciudadanía para la gente jornalera del campo y otros sectores esenciales fundamentales en la economía de la región, como se ha demostrado en la pandemia, aunque pronto volvió la situación de precariedad extrema y sobreexplotacion que se ha hecho visible tras esta nueva tragedia, que por desgracia no será la ultima.

Una nueva regulación es justa para acabar con la bolsa de economía sumergida en el sector, y también hay que ponerle tope a las ETT y a las distintas formas de subcontratación y prestamismo laboral legalizado

Esta es la historia socio­laboral  resumida de las ultimas  décadas en el campo murciano, el fin de esta historia no está escrita. Todo tiene un límite que ha llegado cuando de pronto “las personas invisibles se convierten en muy visibles y esenciales”. Lo hemos podido ver  estos meses de confinamiento donde los últimos se convierten en los primeros. ¿Qué hubiera pasado si no se hubieran recogido las cosechas? ¿De dónde nos hubiéramos suministrado de alimentos con las fronteras cerradas? Por ello es justa una nueva regulación y acabar con la bolsa de economía sumergida que hay en el sector, ya hay propuestas al respecto, pero no solo eso, hay que ponerle tope a las ETT y a las distintas formas de subcontratación y prestamismo laboral legalizado, además de la inmoralidad por el tráfico humano que supone convertir a las personas en mera mercancía de usar y tirar.
La tierra murciana y cartagenera esta caliente, no es solo del sol, es también de indignación y rabia, lo hemos podido comprobar en las asambleas y movilizaciones de las ultimas semanas. Sabemos que no es fácil hacerle frente a esta situación, pero la avaricia de la patronal no tiene límites. Ahora está pidiendo que se trabaje de lunes a domingo por convenio. En los meses de septiembre y octubre se esperan movilizaciones. La norma tiene que ser una relación directa entre empresas y trabajadores, y las ETT una excepción. El contrato fijo discontinuo hay que  ponerlo en valor y facilitar su acceso. El destajo y la economía sumergida tiene que acabar, es hambre para hoy y para mañana y los convenios colectivos  firmados están para cumplirlos. Para ello hacen falta más inspecciones de trabajo como las anunciadas, también una alianza sindical y social que plantee un calendario de movilizaciones duraderas en el tiempo hasta conseguirlo. Parece que tenia la razón la ministra.


José Coy forma parte del Colectivo No + Precariedad

@JSMCoy

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